Los vestidos de moda en primavera-verano 2023: las tendencias imprescindibles
Por María José Pérez - 28 de febrero de 2023 - moda
Los vestidos largos, los de color negro, los de red... Aunque los pantalones se llevan el premio de la ubicuidad entre las tendencias de la temporada, hay muchos vestidos a los que seguir la pista.
Las tendencias de primavera-verano 2023 dejan claro que esta es una temporada de pantalones y, sin embargo, hay varios vestidos de moda de los que no te vas a poder librar. En serio: vas a verlos, y mucho, tanto por tu feed de Instagram y TikTok como por las tiendas. Porque aunque hay un par de modelos que no van a ser masivos (hola, crinolinas), lo cierto es que casi todos son susceptibles de ser declinados en marcas de moda más accesibles. Quizás porque nos movemos en un momento en el que el público sigue demandando prendas especiales que produzcan flechazo y saquen de la apatía; prendas que hagan soñar y evadirse de una realidad incierta. Y quizás también porque poco a poco se va entendiendo que lo femenino también es poderoso y que un vestido puede conllevar la misma autoridad que un traje de chaqueta. Cuesta, pero poco a poco.
Por eso, aquí tienes los cinco vestidos de moda en primavera-verano 2023.
Los vestidos largos
Hay que empezar con ellos, porque son una de las cinco tendencias en las que las expertas de moda van a invertir esta temporada. Y lo van a hacer, entre otros motivos, por su versatilidad. Después del fenómeno de las faldas largas (que seguirán vigentes y compartiendo protagonismo con las midi), llega el momento de alargar los vestidos hasta que rocen el suelo. Puedes decantarte tanto por los de croché como por los que sean más minimalistas, tipo años 90, sin olvidar los que esconden guiños a la lencería. Porque, como vas a ver, todo ellos son tendencia.
Los vestidos negros
Resultan imbatibles, especialmente desde que hemos superado el mito del little black dress para entender que no importa demasiado el largo de la falda, sino que se adapte a tu propio estilo. Si eres más de vestidos largos, incluso de día, a por ello; si los prefieres mini, igual. Eso sí, te conviene saber que las pasarelas han elegido los dos primeros (largos y midi) sobre los muy cortos; quizás porque están más alineados con el minimalismo y porque es una respuesta a la supremacía del estilo Y2K... y una pista sobre lo que va a pasar durante los próximos meses con la moda. Spoiler: vuelta a los clásicos y a cierto perfil bajo. Lujo silencioso.
Los vestidos crinolina
Son, sin duda, la tendencia menos práctica y más hipnótica de la temporada. En la escala de practicidad se llevan un cero, pero el corte historicista de las propuestas de Dior, Loewe o Lanvin, además de la versión glam de Paco Rabanne, son imposibles de obviar. Son carne de alfombra roja, pero no sería extraño que empecemos a ver versiones en las tiendas más accesibles por lo atrevido de los cortes que potencian las caderas.
Los vestidos crochet
Se trata de una clara tendencia de temporada refrendada por las compradoras expertas. Por ejemplo, desde Net-A-Porter han visto cómo sus clientas han aumentado su interés por este tipo de vestidos que resultan perfectos para los días de verano y la playa, a pesar de que diferentes firmas hayan decidido descontextualizarlos para colocarlos en el asfalto. Para que funcionen, busca tramas un poco más cerradas o, simplemente, elige vestidos que tengan el crochet como detalle y no como elemento principal.
Los vestidos de inspiración lencera
Hay que reconocer que el slip dress es un clásico que está muy presente en los armarios desde los años 90, pero con el resurgir de la moda de aquella época, vuelven a hacerse fuertes... de una manera un poco particular. Porque si bien sigue habiendo interpretaciones más o menos canónicas, como la de Victoria Beckham, la mayoría de las firmas optan por darle un giro relativamente cercano al estilo de los 2000, en los que la sensualidad está más explícita y los guiños al boudoir resultan más evidentes. Por eso, es posible ver tanto vestidos que se abren, como los de Sportmax, como siluetas corseteras, como las de Dolce & Gabbana, Khaite o Bottega Veneta. Lo que resulta (casi) innegociable son los tejidos semitransparentes y ligeros y los colores empolvados.