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Cómo distinguir las microtendencias y no morir en el intento

Por DModa - 25 de mayo de 2023 - moda

#tendencias#análisis

Los rápidos procesos productivos y las redes sociales han cambiado la forma en la que las tendencias impactan en nuestra vida. Saber alejarnos de las modas pasajeras es una tarea difícil, pero no imposible

Drapeado, denim, transparencias, mini faldas, faldas maxi… Hay mil tendencias, y adoptarlas todas es imposible, y saber escogerlas también. Moda tras moda, encontrar un estilo propio dentro del sistema fast fashion (o moda rápida) puede resultar completamente agotador. Con rotaciones semanales de stock en las tiendas, muchas ya no sabemos si el denim se llevará claro, oscuro o, incluso, si la semana que viene pasará ya de moda. Microtendencias, así se llama el movimiento tan caótico que estamos viviendo de prendas virales ultra rápidas que adquirimos muchas veces sin pensar. Distinguir entre una moda duradera o pasajera es esencial para consumir conscientemente y encontrar un estilo que nos defina -sin que lo haga el fast fashion por nosotros, por supuesto-.

¿Pero, cuál es la clave para que estas se produzcan? La repetición. Son esa clase de prendas que “vemos hasta en la sopa” (nunca viene mal un buen refrán popular) y que se esparcen velozmente a través de las redes sociales. Además de ocupar un gran espacio online, los principales distribuidores de estas son las tiendas fast fashion, facilitando el acceso a estas con precios tremendamente accesibles. Así, uno de los aspectos más decisivos como consumidores (y amantes) de moda es distinguir una tendencia, la cual puede durar varios años -veamos así el Y2K (dosmilero)-, a una microtendencia. 

Cómo se crean las tendencias 

Popularmente, la creación de estas seguía un patrón cíclico: la Ley Laver. Esta, sigue las proclamas del historiador de moda James Laver a través de su libro Taste and Fashion: from the French Revolution until today (1937). Un año antes del establecimiento completo de una moda, se considera arriesgada; veinte años después es ridícula al estar pasada de moda; y cincuenta años más tarde es el tiempo necesario para ser retomada (es el típico “todo vuelve”). 

El proceso, también incluye tres figuras clave: el trendsetter, el early adopter y la masa. El trendsetter (grupo muy reducido) es el primero en lucir la tendencia, el segundo la adopta fijándose en el líder que la inició, y finalmente, después de un tiempo cuando la moda ya está asentada, llega a la masa. Llegados a este punto, el trendsetter incorpora una nueva tendencia en el proceso. 

Sin embargo, como hemos visto anteriormente, el término microtendencias ha llegado para cambiar el juego. Ya no hablamos de tendencias primavera-verano u otoño-invierno, ahora nos referimos a rotaciones semanales. Una práctica, que además de ser poco sostenible, es difícilmente identificable con el estilo personal si reflexionamos sobre las compras compulsivas y la adaptación de estas prendas a nuestro cuerpo e identidad. Por ello, es esencial saber identificar una tendencia con un extendido tiempo de vida, a una moda mensual. 

Figuras icono como creadores de microtendencias

Uno de los ejemplos más claros para identificar las microtendencias es analizar el lugar desde donde se originan. Hailey Bieber es una de las mayores figuras en cuanto a tendencias se refiere. Ningún ámbito se le escapa: belleza, moda e incluso nutrición y fitness. ¿Post de Instagram con un nuevo corte de pelo o manicura? Nuevo peinado o uñas de moda. Así de fácil. Esto puede parecer común y clásico dentro del sistema de referencias, pero el problema llega cuando es algo diario. Dejamos de asociar lo que nos queda bien, al querer “llegar a ser” a través de la compra. Un círculo vicioso donde nada es suficiente y la próxima adquisición es la máxima motivación. Así, los tres procesos de adaptación de una tendencia (recordemos el trendsetter, early adopters y masa) desaparecen y los trendsetter son capaces de hacer llegar la moda directamente a la masa de forma rápida y constante.  

Cómo identificar las microtendencias

Habiendo localizado el origen de las microtendencias, parece que el enemigo común al consumo consciente es la impulsividad. El formato inmediato de compra donde el producto no dura más de una semana -es decir, o lo compras o no hay alternativa- no deja espacio a una reflexión previa a la adquisición. Así, una buena alternativa es ser conscientes del uso al que se le dará la prenda, el estilo propio y su vida útil. Saber por qué nos atrae o gusta es otra de piezas clave dentro del proceso. ¿Me gusta por qué la he visto mil veces o por qué encaja con mi tipo de vida? Según el psicólogo social D.W Rajecki, mientras más exposiciones visuales tenemos con un objeto, más nos agrada. Una explicación lógica, sin duda, al pensamiento recurrente de: ¿qué estaría pensando el día que me compré esto?

Por ello, ser consumidores conscientes es la clave para evitar la trampa de las microtendencias. Observar las prendas como acceso a determinados podios sociales es la vorágine adictiva que caracteriza a esta clase de consumo. Entender nuestro estilo personal y analizar el impacto que queremos que nuestras prendas tengan -tanto en nosotros como en la sociedad- es uno de los mayores pasos para alcanzar el consumo consciente tan necesario en el desarrollo del planeta.