Cómo ser la reina de las presentaciones y las reuniones este curso
Por María José Pérez - 8 de septiembre de 2023 - lifestyle
El miedo a hablar en público está muy extendido, pero hay una serie de consejos que puedes aplicar para llevarte mejor con él y entrar en las reuniones con confianza renovada.
Glosofobia. El término da más resultados de lo que te puedes imaginar, porque el miedo a hablar en público afecta, según distintos estudios, al 75% de la población. Y el caso es que puede aparecer en cualquier momento de la vida y no solamente en presentaciones de trabajo, aunque suele ser el entorno más habitual: en Avance Psicólogos concretan que es un subtipo de fobia social que se activa cuando hay público observando. Así que lo mismo una reunión con tu equipo o una cita familiar concurrida en la que te toca desempeñar un papel relevante también puede activar este miedo. O, al menos, parte de los temores más comunes. Porque, reconozcámoslo, no hay que sufrir glosofobia para sentirse muy, muy nerviosa antes de una presentación, especialmente si se es de carácter reservado.
Precisamente por eso, no vamos a decirte que se supera de un día para otro, ni que los nervios se marchan para no volver jamás: siempre va a haber algo, dependiendo de la ocasión, tu estado anímico y el contexto. Aunque, eso sí, la práctica siempre va a ser uno de los mejores remedios y ejercicios. Y en ese sentido, ensayar también aportará una seguridad extra a la hora plantarse delante de una audiencia, tenga el tamaño que tenga, para hablar.
¿Qué más podemos hacer, de manera realista, teniendo en cuenta que no somos oradoras profesionales? Algo así:
Sintetiza y no memorices cada coma
Cuando estés preparando la presentación, tanto por escrito como las diapositivas o apoyos visuales que vayas a utilizar, irás memorizando casi sin darte cuenta la información que te va a tocar exponer. Sin embargo, no caigas en la tentación de aprenderte absolutamente todo a la perfección, porque, spoiler, incluso aunque creas tener fijada cada letra en tu cerebro, los nervios y la presión del directo harán que las frases cambien y pueda haber datos que bailen. Pero como en los exámenes del instituto: cuanto más preparada estés, mejor vas a poder rescatar los datos necesarios y darles una nueva forma. Usamos las mismas letras para construir palabras y frases diferentes. Pues aquí, lo mismo.
Usa la táctica de la novia caminando hacia el altar
Si le preguntas casi a cualquier novia cómo fue su paseo por el pasillo el día de su boda, es probable que te responda algo así: "Yo creía que iba muy lento pero en realidad fui casi corriendo; debería haberme parado más". Cuando hablamos en público, puede que te suceda lo mismo: que estés hablando más rápido de lo que te imaginas, aunque tú no tengas esa percepción. Para eso, puedes ir tomando pequeñas pausas cuando lo veas necesario; entre diapositivas, por ejemplo, puede ser una buena idea. Esos interludios también te pueden servir para justo lo contrario: aprovecha para mirar como puedas el reloj y evalúa si vas cumpliendo lo que te habías propuesto o no.
Hazte amiga de los nervios
Fácil decirlo y difícil hacerlo, ¿verdad? Pero interiorizarlo tiene muchos beneficios. La psicóloga de Stanford Kelly McGonigal tiene una charla TED en la que explica cómo se puede reconsiderar la emoción del miedo y convertirlo en una señal positiva en vez de negativa: si estás nerviosa, es que te importa lo que estás haciendo y que estás preparada.
Los imprevistos hay que tomarlos con naturalidad
En el momento, sobre todo si estás en una reunión importante, pueden parecerte el fin del mundo. Spoiler: no lo es. De hecho, como los nervios, pueden ser una ventaja que te ayuden a conectar con el público de un modo más personal y natural. En ese sentido, el humor es una gran herramienta, pero si no te sientes cómoda en ese registro, una frase sencilla resaltando el imprevisto en vez de intentando ocultarlo, y quizás un poquito de ironía, van a dotarte de un aura de seguridad que reforzará tus palabras.
Fake it till you make it
Es, quizás, una de las Ted Talks más famosas, y aunque hayan pasado siete años desde su publicación, las palabras de Amy Cuddy siguen resonando y resultado útiles para muchas personas. La idea de que el cuerpo puede cambiar la mente a la hora de afrontar este tipo de situaciones es muy poderosa, de ahí que se recomienden no solo ejercicios de relajación, que pueden ser útiles pero no para todo el mundo, sino también adquirir posturas consideradas "poderosas" para ocupar mucho espacio físico a la hora de hablar. Compórtate, en todos los sentidos, como esa persona segura que quieres ser a la hora de exponer tu discurso.