Tendencia coquette y los nuevos románticos 2.0: la sensibilidad y la inocencia como moda
Por María José Pérez - 29 de enero de 2024 - moda
La tendencia coquette acumula tantos resultados en redes sociales que es difícil seguir la cuenta, pero junto con ella vuelven los 'New Romantics' que ya hicieron historia en los 80.
La campaña coquette de Lana del Rey para Skims. Los lazos por todas partes, desde en los peinados hasta en los filtros de redes sociales. El éxito de Barbie (a pesar de la flagrante ausencia de Greta Gerwig y Margot Robbie en las nominaciones de los Oscar 2024). La sobredosis de rosa. Hasta la tendencia de las girl maths que ha dado lugar a cientos de miles de vídeos. Lo canónicamente femenino e inocente, lo coqueto (de ahí el término coquette) ha estado hiperpresente en 2023 y no nos abandonará en 2024. Es más, cada vez va a copar más titulares, con permiso de la burguesa que parece ser su hermana mayor. Porque ese estilo aniñado (que al mismo tiempo hace referencia a la época victoriana de la Regencia) no solo ha estado bien visible en las pasarelas de primavera-verano 2024, sino que además se ha convertido en el penúltimo capricho de la generación Z que se mueve con naturalidad entre el Barbiecore, las tendencias de los 2000 y la nostalgia de una década que no vivieron, la de los 80 con sus new romantics. Así que al mismo tiempo que de lo coqueto, también tenemos que hablar de los nuevos románticos 2.0.
Empecemos por el principio: por el término que acumula tantas búsquedas en TikTok y en Instagram que es complicado seguir el ritmo de la cuenta, es decir, la estética coquette. Esa que incluso en los 2000 tenía algo de lánguido y ligeramente oscuro, como en el retrato que hizo Sofia Coppola de la novela de Jeffrey Eugenides, Las Vírgenes Suicidas (1999), o la ya icónica recreación de María Antonieta (2006). Y eso que los colores pastel y las flores diminutas estaban más que presentes en ambas cintas, al igual que las telas rizadas y los lazos, unas coordenadas estéticas que sí, aguantaron desde final del siglo XVIII hasta la Regencia, a principios del XIX. Y si me apuras, hasta los 80, porque esa codificación de la feminidad nunca se llegó a ir del todo, aunque sus avistamientos fuesen más fugaces y sutiles.
Fue entonces, en esa década asociada al exceso y a la opulencia, cuando diferentes grupos que escuchaban sin parar a Bowie, a Tino Casal y a Duran Duran decidieron dar un golpe sobre la mesa a través del look con el que se movían de noche; animales nocturnos que rechazaban la austeridad (en Londres, íntimamente ligada con el gobierno de Margaret Thatcher) y en algunos casos, como señala Dazed, la mercantilización de la protesta y filosofía del punk. Y lo hicieron a través de un estilismo grandilocuente en lo que los toques góticos convivían con los volúmenes del momento; en los que el colorete potente se yuxtaponía a corazones y, por supuesto, a lazos por todas partes. También había mucho del glam rock propuesto por Bowie, grandes cantidades de trajes ajustados y brillos, pero también de corsés, cuellos bebé o chorreras. Casi (casi) como en la última colección de John Galliano para Maison Margiela: la mezcla de elementos tomados de aquí y allá está en la propuesta de Alta Costura y en los estilismos que llevaban estos nuevos románticos. Y en ambos casos, el resultado era y es teatral e hipnótico.
Con esto sobre la mesa, tiene todo el sentido del mundo preguntarse por qué ahora, por qué en este momento, por qué estas tendencias en concreto; por qué la generación Z parece obsesionada con esos términos y con incluir lazos en cualquier parte de su look (según Pinterest, las búsquedas de “atuendos con lazos” ha aumentado un 190%). Ya te sabes la respuesta: el ciclo natural de las tendencias, que parece haberse acelerado todavía más tras 2020 y la pandemia.
De un momento incierto pasamos a la moda dopamina casi sin darnos cuentas y de ahí a líneas como el lujo silencioso y la estética de la recesión, auspiciadas por la incertidumbre económica; eso a la clean girl le vino de lujo. Así que no es extraño que ahora su interés esté bajando en picado (alrededor de un 16% diario según lo que han compartido diferentes analistas en redes) mientras que otros estilos más maximalistas ganan en popularidad. Es algo que en Pinterest también están notando y que microestéticas como mob wife viene a confirmar, y que a pesar de parecer radicalmente opuesta a la coquette, hunde sus raíces en la misma tierra: la de la concepción de lo femenino. Una más agresiva, otra más dulce y naíf. Mujer y niña, si lo prefieres. Y lo interesante de la versión new romantic es que incluye un punto lo bastante oscuro como para estar en un equilibrio complejo y magnético, jugando con lo mejor de los dos mundos, tal y como lleva años enseñando Simone Rocha y que tras la colección de Alta Costura que ha realizado para Jean Paul Gaultier, queda más que refrendado.
¿En qué se traduce todo esto? En lazos, sí, pero también en vestidos voluminosos, en transparencias, en colores pastel, en algunos toques de cuero y drapeados lo bastante osados como para cincelar el cuerpo de manera evidente; en joyas XL y peinados y maquillajes evidentes. En otra (la enésima) versión del balletcore pero con un toque gótico que al mismo tiempo referencie a Los Bridgerton, pero como si hubiesen salido de fiesta en 2024. Porque al final conseguir un estilismo así requiere de lo mismo que todos: de la actitud adecuada.