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La falda de moda en otoño-invierno 2023/2024 es blanca, larga y un poco clásica

Por María José Pérez - 6 de septiembre de 2023 - moda

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Aunque el estilismo con la minifalda parece haberse convertido en uno de los favoritos de las editoras de moda para estos meses, la falda 'midi' y blanca de Prada promete ser una de las grandes tendencias de la temporada (que veremos replicada por todas partes).

Desde que salió sobre la pasarela, era fácil adivinarlo: el look de jersey gris, chaqueta ancha y marrón y minifalda blanca de Prada se iba a convertir en uno de los hits de la temporada. Ha sido llegar septiembre y la hornada de revistas correspondientes a la nueva temporada, y demostrarse. Es lógico: es un estilismo sencillo, que favorece a muchas personas y que recoge muy bien esta idea de lujo accesible visualmente que tan bien parece estar calando ahora mismo entre industria y público; esa idea que nos hace olvidar que cualquiera de las prendas del estilismo supera con facilidad las cuatro cifras. Magia. Pero lo cierto es que la falda que apunta a viral y que será una de las que marque el otoño-invierno 2023/2024 es, con permiso de esa prenda corta y delicada, la falda midi y blanca

Lo cierto es que esta apuesta podría ser un salto al vacío: no es que haya muchas más faldas blancas y de largo midi entre las pasarelas de otoño, salvo una aparición estelar (y mucho más dosmilera) en el desfile de Marine Serre. Eso sí, puedes rastrearla, eso sí, en algunos lookbooks de pre-fall, como los de Ferragamo (donde optan por una silueta limpia y ligeramente futurista) o Alberta Ferretti, que fusiona un poco de la estética Y2K con el boho chic, el grunge y un toque noventero gracias al corte al bies de la falda maxi. Una mezcla que, sin embargo, no es capaz de acercarse al romanticismo de la propuesta de Prada, donde hubo tanta tela blanca como faldas.

Dejando de lado el formato mini, las faldas midi y blancas se cortaron en dos siluetas: una más rectilínea y cercana al cliché de la falda lápiz y otra siguiendo un patrón evasé y voluminoso al mismo tiempo. 

La primera es fácil de encajar dentro de la renovada fiebre por el workwear de los yuppies; ese que se ha configurado a golpe de traje de chaqueta con el paso de los años y que ha tenido en las faldas rectas un punto de dolor que hoy en día no encuentra bálsamo: ¿por qué tenían que pasar las mujeres necesariamente por ellas para poder lucir un traje de chaqueta en vez de optar por los pantalones? ¿Y por qué hoy en día no vas a aceptarlas y llevarlas si realmente te apetece incidir en ese lado que se ha categorizado como femenino, sabiendo que no tiene por qué estar exento de poder? Pues eso. Un jaleo. Pero uno bonito.

La segunda comparte algo con la primera y es esa idea de feminidad galopante que ha estado generando debates estéticos a lo largo de los años y que, a buen seguro, seguirá haciéndolo (no es que vayamos a dejar de plantearnos preguntas de repente). Las prendas categorizadas como (tradicionalmente) femeninas han pasado de ser una imposición a ser rechazadas, especialmente, en las últimas décadas: la suavidad de la feminidad no estaba destinada a sobrevivir en un mundo de hiperactividad en el que el hacer desde fuera parecía requerir un dinamismo propio del futurismo italiano; tampoco en entornos aparentemente más seguros que, sin embargo, escondían el mismo mensaje: este es un mundo para hombres en el que es mejor que te mimetices con ellos, por eso de la fuerza y el favor de los "iguales". Ahora, las diferente corrientes feministas están ayudando a volver a abrazar lo que nos obligaron a dejar atrás. Si es que quieres hacerlo y vibra contigo, claro.

La cuestión es que este renacer de lo considerado femenino (ojo, ya sabemos que puede llevarlo quien le venga en gana, por muchas etiquetas que se le quieran poner) ha sido visible en diferentes tendencias de la temporada, entre las que se encuentran las cinturas marcadas, el color blanco ligado a lo nupcial (y a lo virginal) y a líneas más románticas. Y claro, ¿cómo no va a entrar ahí una falda de capa con metros y metros de tela, u otra evasé bordada con flores de organza?

La exploración de la belleza de Prada, combinando la fortaleza y la delicadeza que se encuentran tanto en las flores, protagonistas de la campaña de otoño-invierno 2023/2024, como en la ilusión y la certeza de las novias, en quienes se inspiran estas historiadas e hipnóticas faldas, es uno de esos conceptos que solo por lo magnético, apuntan maneras. Y apuntan a que van a aparecer muchas versiones en las tiendas, claro. De hecho, esto no ha hecho más que comenzar