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Cómo acertar siempre con tu look: una guía tan flexible como útil

Por María José Pérez - 1 de abril de 2023 - moda

#moda#consejos#estilo#vestir bien

Aunque las directrices rígidas nos dan seguridad, lo cierto es que la fórmula mágica para siempre, siempre vestir bien, varía de una persona a otra. Así que memoriza estos consejos y adáptalos a ti

Las diferentes gurús sobre estilo personal coinciden en una cosa: si tienes claro tu estilo, es poco probable que dudes demasiado sobre qué ponerte. Hay mucha verdad ahí, pero oye, somos humanas. Si hasta Marie Kondo ha renunciado a su sistema militar de orden en casa, es porque todas tenemos derecho tanto al cambio como a la incertidumbre. Así que incluso conociéndote bien y sabiendo lo que te funciona, puede que tengas uno de esos días en los que el espejo no es tu mejor amigo (dejémoslo en la categoría de conocido) y no des con la tecla.

Para esos días, están estas reglas que más que estatutos inamovibles, son consejos que te pueden orientar y ayudar en la tarea de cómo acertar siempre con tu look.

La regla del 80/20

Se trata de dividir tu look en porcentajes (aproximados) y dejar que en el 80% predomine un estilo determinado y en el 20% restante, algo que actúe como contrapunto y añada sorpresa.

Por ejemplo, puedes estar construyendo un look casual con unos vaqueros y una sudadera, incluso con algún abrigo tipo acolchado que siga la estela de las prendas principales. Es entonces cuando deberías incluir notas diferenciadoras en ese 20%: cambiar las zapatillas deportivas por unas botas un poco más pulidas y sumar un pañuelo de seda al cuello.

También funciona al revés: quizás vas a usar un traje de chaqueta que te encanta, pero no quieres que el estilismo sea excesivamente formal: es ahí cuando echas mano de ese 20% y le sumas unos botines o unas zapatillas deportivas (aunque no de tela) y un jersey en vez de una camisa.

Por supuesto, esa división de porcentajes puede ser relativa; tómala como una guía a la que recurrir y con la que empezar.

La regla de los tercios

Es muy similar a la anterior en tanto que esencia (el contraste), solo que la división aquí se hace por zonas del look: la parte superior, la parte inferior y los zapatos. De este modo, deberías mantener dos zonas dentro del mismo estilo/estética y dejar que la otra vaya por libre y añada esa sorpresa que ya has visto.

Aquí vuelve a aplicar el ejemplo del traje de chaqueta con las zapatillas deportivas, pero también el de un vestido lencero con unas botas de tacón al que se le suma un cárdigan por encima; el del jersey y las zapatillas que contrastan con una falda satinada, el de un jersey ajustado de cuello vuelto con blazer y zapatos de tacón y unos vaqueros…

Mezcla dos cosas que no tengan (mucho) sentido

Ves el patrón, ¿verdad? Se trata de seguir el mismo principio que en los anteriores: yuxtaponer dos piezas que parezcan opuestas entre sí. Probablemente, el look tenga mucho más interés de este modo. Eso sí, siempre debes sentirte cómoda con esa yuxtaposición, y si eso quiere decir que vas a seguir lo que haga la mayoría, como en una boda, que así sea. 

Juega con tus piezas favoritas

Para tener muy claro cómo acertar siempre con tu look, deberías tener muy a mano los favoritos de tu armario. Vamos a hacerlo fácil (y también divertido): escoge tus tres partes de arriba (tops, camisas, jerséis) favoritos. Luego, las tres partes de abajo y luego, tres pares de zapatos. Y ahora, sé tu propia estilista y hazte un fitting casero: pruébate el primer top con las tres partes de abajo y un único par de zapatos. Luego pasa al siguiente top y así, poco a poco, vas a ir consiguiendo 27 looks distintos con tus piezas favoritas. En ti está después saber si te convencen o no, pero teniendo en cuenta que las partes por separado te encantan y que tienes más o menos claro cuál es tu estilo, deberías estar muy cerca de 27 looks que te encantan. 

¿Y si hay un código de vestimenta que seguir?

A veces, como en el colegio, eso puede poner las cosas más fáciles (de ahí no te puedes salir), pero cuando son tan ambiguos como el manido y a veces terrorífico cóctel chic (te juro que esto es verídico), puedes cortocircuitar. Igual que cuando quieres darle otro aire a tu vestimenta formal del despacho en el que trabajas o salirte de lo previsible en una boda de noche. Y aunque quizás no lo creas, mi recomendación ahí es ir sobre seguro para proteger tu salud mental.

No te compliques.

En los momentos en los que hay un dress code de por medio, lo que más sentido tiene es intentar seguirlo. Sin extremos, pero seguirlo, que para algo es una guía.

A partir de ahí, puedes probar a jugar, con mesura, con las siluetas, pero también con los colores y, quizás, los estampados. Sin olvidar, por supuesto, a los grandes protagonistas en este tipo de situaciones: los accesorios. Deja que sean ellos los que brillen y te diferencien del resto.

Sigue tu instinto

Es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente cuando tu cabeza está un poco oxidada y la inspiración no ha querido presentarse hoy en clase. Pero no es imposible. Y si resulta que el look no sale, pues no sale. No fuerces. Repite con eso con lo que alguna vez te has sentido bien, quédate con las prendas más cómodas que tengas a mano para la situación a la que tengas que enfrentarte, y permítete sentir y ser sin juzgarte, sin machacarte.

Piensa qué le dirías a tu amiga si tuviese ese mal día como tú, si no se viese bien con lo que se ha puesto hoy.

Probablemente, no serías tan dura con ella como lo has sido contigo en el pasado.

Trátate con cariño.