And Just Like That, el estilo de Carrie ha vuelto, pero no es lo mejor de la serie
Por María José Pérez - 30 de agosto de 2023 - moda
Aunque los looks de Bradshaw hacen honor a su leyenda, los estilismos de Charlotte o de Lisa Todd son incluso más reseñables que los de la escritora.
And Just Like That es ese regreso que se pedía y esperaba con miedo, la plasmación perfecta de que a la tercera puede ir la vencida, pero hay que trabajárselo (hola, Aidan). Porque como bien dice Carrie en el último capítulo de esta segunda temporada que ha llegado a su fin, hay que soltar las expectativas, aunque eso sea imposible para la excolumnista, escritora, podcaster, socialité y experta en ingeniería financiera y estética favorita de varias generaciones. Y para el resto del mundo, dicho sea de paso. Porque aunque haya personajes nuevos y las dinámicas tengan que cambiar necesariamente por la falta de Samantha Jones (se rumorea que Kim Cattrall ha tenido uno de los cameos mejores pagados de la historia de la televisión) y estar en 2023, lo cierto es que And Just Like That no puede entenderse como la simple continuación de Sexo en Nueva York. Aquello ya fue. Queda el recuerdo y el revisionado, pero no se puede esperar la misma chispa porque la inocencia de la primera vez, se pierde. Y aun así, no sabemos muy bien si por el guion, si por la labor de vestuario o porque las historias se van asentando un poco más, la sensación al terminar la segunda temporada es que por fin volvemos a ver más de lo que fueron aquellas mujeres, más fieles a la escritura de sí mismas que al encorsetamiento de querer agradar a audiencias masivas. Y eso también se percibe en los looks y los outfits que hemos visto en la segunda temporada de And Just Like That y que, ojalá, se mantengan y evolucionen para la tercera.
Los outfits de Carrie Bradshaw en And Just Like That
Hablemos del elefante rosa en la habitación, porque no se puede no empezar con Carrie, a pesar de que haya personajes que la adelanten en materia de interés de estilo. Porque, siendo sincera, lo cierto es que el armario de Carrie tenía bastantes lagunas, y no me refiero al hecho de cómo pagar todas esas piezas de diseño cuando te costaba llegar a fin de mes o casi no tenías trabajo. No. Me refiero a que era una sucesión sin fin de piezas tendencia del momento que, posteriormente, no se volvía a poner salvo en un par de ocasiones, a un exceso constante que a algunas personas les podía resultar inspirador y que, sin embargo, no siempre acompañaba a la idea original de querer reflejar la vida moderna de mujeres treintañeras en Nueva York. En realidad, Carrie no se vestía para la persona que era, sino para la que quería ser (y eso incluía mimetizarse, al menos un poco, con sus parejas) y controlaba bien, muy bien, esa vía escapista que tiene la moda. Y eso es justo lo que hemos tenido en And Just Like That, solo que mejorado: no cambia por quien tiene al lado y a pesar de haber tenido alguna que otra excentricidad que no parece justificarse con el hilo narrativo (aka, el bolso paloma o algunos de los sombreros que ha llevado), lo cierto es que la madurez le ha sentado bien.
La versión 2.0 de Carrie ha tomado el amor por el riesgo y la mezcla, asentándolo a través de estampados y colores. Por eso, hemos podido ver looks intensos en los que el fucsia y el verde esmeralda se convierten en protagonistas, así como una sudadera azul (con un guiño precioso al pasado al poner cover girl en ella) con una falda midi rosa de cuadros, o ese top de rayas en color celeste y crema con perlas bordadas cubierto por una chaqueta de rosas de inspiración vintage. Y por supuesto, la mezcla de cuadros y rayas gracias a vestidos y abrigos, uno de los grandes protagonistas en materia estética de la serie. Tanto, que casi han sustituido a los zapatos, y eso que hemos tenido sandalias de Loewe en pantalla.
No es solo que para la gran tormenta de nieve Carrie decidiese ponerse un monumental abrigo gris de Moncler, pura pasarela para esas calles vacías, sino que, en general, ha utilizado una buena cantidad de abrigos y chaquetas de los que no se podía apartar la vista o bien por color, o bien por sus líneas oversized. Puede que ese sea uno de los grandes cambios estéticos de Carrie en esta nueva etapa: donde antes había piezas ajustadas a su cuerpo, ahora hay prendas más fluidas y capas que añaden cierto volumen y más información a unos estilismos que, por supuesto, no cumplen las convenciones sociales sobre lo adecuado o inadecuado a determinadas edades (salvo, quizás, la longitud de las faldas, pero las minifaldas tampoco estuvieron muy presentes en la última temporada de Sexo en Nueva York o en las películas).
¿Dan la sensación de intentarlo demasiado, de estar demasiado pensados para querer cumplir (una vez más) con las expectativas del público y las que Carrie pone en sí misma? Por supuesto. Pero es que así ha sido siempre.
Los looks de Charlotte en And Just Like That
No hay duda de que el estilo preppy y tendente al old money es cosa de este personaje; siempre ha sido así. Charlotte encarna el clasicismo exacerbado pero si bien en su juventud cargaba en la espalda con una sensación de seriedad tremenda, los años le han hecho ganar la confianza suficiente como para saber que puede divertirse con lo que se pone. Y eso que el lío con el vestido de flores que vende su hija es monumental.
A Charlotte la vemos llevando faldas midi y vestidos lady la mayor parte del tiempo, en una gama de colores bastante variada (hay incluso espacio para el rojo) y con las rayas y las flores como estampados favoritos, a pesar de que uno de sus estilismos más memorables sea la capa de cuadros tartán que lleva al colegio (goals). Pero si hay algo que destacar visualmente esta temporada para Charlotte, con el permiso del look de Ralph Lauren vintage que lleva para acompañar a Rock a su sesión de fotos, es su vuelta al trabajo en una galería de arte.
La decisión sobre qué ponerse es maravillosa: la emoción de buscar un look con el que te sientas bien, el mimo con el que prepara todo, las dudas que la asaltan cuando se da cuenta de que el tiempo ha pasado y el abrazo final a su realidad sin ser absolutamente idealistas. Hay belleza en el hecho de que una mujer tan apegada al protocolo, a las reglas y a la tradición decida quitar el cinturón que se suponía que tenía que estar en el vestido y que, sin embargo, molestaba a su silueta. También hay esperanza en el color rosa del cuello del vestido que lleva a la galería, un intruso junto al negro que recuerda que el rosa también puede ser profesional. Tanto como los lunares o las mangas voluminosas con las que cierra una gran venta que sus compañeras celebran.
Los looks de Miranda en And Just Like That
Miranda... A Miranda le pasan muchas cosas a lo largo de esta nueva serie. Tantas, que se olvida de sí misma, de esa mujer que con el paso del tiempo tantas y tantas personas han admirado por su independencia y su fuerza de voluntad, para luego volverse a encontrar. No vamos a hacer spoiler, pero hay esperanza para ella. Y aunque eso no termina de estar absolutamente reflejado en el vestuario por las expectativas y las aspiraciones del público para con una producción en la que la moda manda, sí hay reflejos a través del color.
No es ningún secreto que en Sexo en Nueva York, Miranda prefería los colores neutros a los que, en cierto modo, le obligaba el ámbito corporativo y que, al final, ella también trasladaba a su vida personal. Al final, es lo más sencillo. En ella también veíamos numerosos trajes de chaqueta y vestidos apropiados para su oficina, configurando un armario tanto business como business casual que ha sido un faro para muchas personas que no tenían muy claro cómo vestir para la oficina. Pero claro, ¿qué pasa cuando ya no tienes que ir a esa oficina y cambias de vida un par de veces en cuestión de meses? Pues que tu antiguo armario ya no cuenta nada, o casi nada, de ti.
En el momento en el que Miranda vuelve al ruedo en materia laboral, a pesar probar a meter los pies en aguas distintas (que todos sabemos que no es lo mismo un baño en el Atlántico que en el Mediterráneo), vuelve a usar abrigos estupendos, como el amarillo y lila que tantos cumplidos se ha llevado estas últimas semanas, a camisas bonitas y sencillas y a vestidos que hablan de una nueva seguridad que no siempre ha sentido. Muy significativo es el vestido morado que escoge para una nueva cita y, por supuesto, el que se pone para ir a cenar con sus amigos y con el que terminan entrevistándola en la BBC. Pero la carga del traje de chaqueta verde es espectacular: es la reconciliación definitiva entre quién fue y quién es ahora.
Los looks de Lisa Todd en And Just Like That
Es una de las nuevas estrellas de la serie, porque aunque su intención de llegar a absolutamente todo con éxito es un mito que se está desmontando desde hace años, lo cierto es que 1) sigue muy presente en la vida de muchas personas y 2) puede resultar inspirador para muchas otras. Especialmente, para las personas de color, que no siempre se ven representadas en espacios de poder y dignas de ejemplo. Y Lisa Todd es todo eso y mucho más: encarna el arquetipo de superprofesional, supermadre y supertodo. ¿Que hay un sarao en el colegio de los niños? Allí está ella. ¿Que hay que llevar la carga mental de tres hijos en lo que a gestiones domésticas se refiere? Allí está ¿Que hay que organizar una cena exclusiva y de lujo para familia y amigos? También se encarga, porque si le deja las invitaciones a su marido, se produce un desastre (y esto es algo objetivo, no una sensación que pueda tener la documentalista). Y todo esto lo hace envuelta en looks coloridos e impecables.
A la hora de hablar con People sobre el tremendo vestidor de Lisa, el diseñador de producción Miguel López-Castillo explica que querían "algo muy personal que reflejase la sensibilidad artística de Lisa y el deseo de confort a través de una elegancia personalizada". "Lisa es muy colorida y necesita manifestarlo a través de muchos looks y estilos", añade. Y lo hace de una manera tan contundente que uno de los primeros looks que hemos podido verle esta temporada es un epatante estilismo rojo firmado por Valentino. Ya sabes, porque lo dijo ella misma: "It's not crazy, it's Valentino".
Lisa no pide perdón por lo que hace ni por cómo se viste y con cada uno de sus estilismos, llena la habitación, abriéndose hueco sin vergüenza, sabiendo que es lo que le corresponde, así venga una tormenta de nieve que nos regale un encuentro sensible y hasta entrañable en un cuarto de baño mientras empieza a quitarse capas y capas para volver a construirse. Por eso podemos verla no solo con una buena cantidad de colores, sino también mezclando estampados, jugando con volúmenes y texturas y jugando con pañuelos, joyas y estéticas: es como si parte de Charlotte se hubiese fusionado con parte de Carrie, sin ser ni una, ni la otra. Quizás, y esto depende de las percepciones personales, algo más hipnótico.